Siempre estamos a la espera de ese corto momento en el que podremos cumplir con el propósito para el que fuimos creadas: ser vehículos de la escritura de grandes textos, lecturas placenteras, descansos silenciosos, y diálogos enriquecedores. Nos hemos acostumbrado a ver a nuestros dueños ir directo a dormir cuando salen de la ducha después de un día de trabajo intenso. Pero aquí seguimos, esperando en silencio al lado de la cama, con la ilusión de que un día noten nuestra presencia.
El mundo de hoy va rápido. Lo entendemos. A este ritmo una silla no siempre puede servir para su propósito inicial. Pero seguimos siendo parte indispensable de vidas activas, creativas, bien vividas. Con esto nos basta.










